Por el río

Esta canción esta inspirada en la historia muisca que narra que al morir, las personas deben atravesar un río encima de balsas hechas en telas de araña para cruzar al otro mundo. Sin embargo, no es una descripción literal de esta historia, por lo que puede contener ideas que no correspondan a la misma.

Artejo 3: Por el río

Antes de que aclarara el día, Ata se levantó y emprendió una caminata hacia la quebrada. Se sentó sobre una roca fuera del agua y encendió un tabaco. Su silenciosa visita fue interrumpida ante la presencia de la abuela.

—¿Qué te trae hasta aquí?—, preguntó la Araña sin demora.

—Solo vengo a ofrendarle un humito a mi bisabuelo y a las gentes que han trascendido—, le respondió Ata.

—¿Hace cuánto partió tu bisabuelo?

—Bastante, de hecho murió antes de que yo naciera.

—¿Entonces por qué lo recuerdas tanto?

—Porque él siempre está conmigo. Siento su presencia en cada instante, sus manos han estado sobre las mías en cada labor que me ocupa. Es mi guía, estoy cuidando su legado. 

Ata lanzó una mirada intrigante a la abuela y terminó su intervención diciendo: 

—Alguna vez leí que los muiscas no mataban a las arañas porque al morir debemos cruzar un río en balsas hechas con telarañas para pasar al otro mundo. ¿Es cierta la historia?

 La abuela sonrió con ternura, pero continúo mirando correr el agua por la quebrada. Ata entendió que la Araña no resolvería sus inquietudes y que en definitiva esta vida no era el momento destinado para resolverlas. Sin embargo, la abuela se acercó a él unos minutos más tarde haciendo la típica danza que hacía cada vez que le quería enseñar algo nuevo. Poco a poco se fueron cerrando los ojos de Ata y se fue adentrando en el sueño que la Araña le tenía preparado.

En el mundo de los sueños, Ata se sumergía en la quebrada, dentro de la cual se expandía el enorme fondo de una laguna. Mientras flotaba y observaba con detalle a su alrededor, empezó a notar que poco a poco fueron apareciendo pequeñas burbujas de manera aleatoria. Al acercarse se dio cuenta de que las burbujas contenían imágenes de seres, los cuales no eran desconocidos para él. Eran sus seres queridos, familiares y amigos que habían trascendido a otro mundo. Cada uno tenía su propia burbuja.

Estas burbujas no eran más que recuerdos de cómo fueron estas personas en vida. Ata dejó de concentrarse en contemplar a sus gentes individualmente y percibió que poco a poco las burbujas se alineaban en una formación geométrica difícil de describir.

Fue entonces cuando descubrió que se encontraba ante un gran archivo cósmico, una vitrina estelar que almacenaba las memorias de todos los cuerpos que estuvieron vivos en algún momento. Tomó en sus manos la burbuja que correspondía a su bisabuelo. De ella fue brotando una figura humana que, sin duda, era idéntica a la de dicha persona.

—Hola, abuelo—, saludó Ata

—Lo que ves en mí no es más que una versión estática de lo que fue tu abuelo, como una copia de seguridad para ponerlo en tus términos. Sientes que él te acompaña porque puedes tener acceso a esta copia, porque te habita, porque quieres que te acompañe. Estas versiones de la vida quedan haciendo eco por diferentes mundos luego de partir, incluído tu mundo, pero la energía que un día les dio vida luego se va a ocupar otro lugar, al final todas siempre vuelven a mí. Así que estos ecos seguirán existiendo mientras sigas vivo, mientras cuides de ellos…

En el mundo físico, la Araña observaba detenidamente a Ata mientras dormía, quien continuaba conversando con la Madre Cósmica en el mundo onírico. Aún dormido, salían lágrimas de sus párpados, lágrimas que la abuela recibía repitiendo:

—Bienvenidas sean las lágrimas. Que se lleven lo que tengan que llevarse. Que limpien lo que tengan que limpiar. 

La pregunta sobre el río no fue respondida, por el contrario la abuela se aseguró de sembrar nuevas inquietudes en el corazón de Ata.

Arácnido / Ocelos
2021 – 2022
(CC) Del texto: 2022, Jotaika Bops
© De la ilustración: 2022, Nefazta
Revisión de texto: María Fernanda Silva Salgado

 

Música

Composición musical y guitarra: Richard Caro
Letra, producción y mezcla: Jotaika Bops
Artista invitada: Valentina Ospina (El Son del Frailejón)
Arreglos tiple: Felipe Díaz Muñoz
Arreglos bajo: Cesar Granados León
Masterizado por Camilo Silva en Camilo Silva F. Mastering, Chia, Colombia
Producción ejecutiva: Sospkwa Records, Bogotá, Colombia

Ocelos y Artejos disponibles

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